La Gran Vía de Madrid podría definirse como un pequeño ecosistema en el que la vida se desarrolla como en cualquier otra parte.
Aún así, no deja de ser una calle, una LÍNEA, tal y como se ve en un mapa. Es lo que he querido reflejar en la primera serie de fotos, donde podemos ver la Gran Vía como una calle sin más, un objeto inanimado.
Sin embargo, también debemos retratar la vida que fluye en esta línea sin vida, es decir, observar la calle como una MATRIZ, como un molde que contiene vida, que da forma a momentos, a situaciones, a instantes, a vidas... que da ritmo a la línea. Esta es la razón de la segunda serie.
Es por eso que la Gran Vía no es sólo una calle, sino una enorme matriz lineal.
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